El taller tenía casi 100 años de historia

DURANGO.- Como consecuencia de la nueva urbanización de Birjinoste que unirá la calle Komentu Kale y Larrasoloeta y el antiguo taller del cestero Juan Unzueta ha sido derribado. Un taller donde la familia Unzueta desarrolló este artesanal oficio y que tenía a sus espaldas la solera de casi 100 años.
El primer Unzueta elaborador de cestas utilizando como materia prima el castaño, fue Melchor, de segundo apellido Campanaga, nacido en el caserio Matxorri, situado en el barrio Orozketa del pueblo vizcaino de Iurreta. Tras desempeñar varios trabajos, optó por aprender el oficio de cestero para acabar montando este taller en Larrasoloeta, hacia 1925, en el que llegaron a trabajar la práctica totalidad de sus diez hijos – seis hombres y cuatro mujeres – cada uno en sus tareas específicas. Juanito a penas tenía un año cuando se trasladaron de Garai a Durango, donde se establecieron volcándose de lleno en la cestería creando «una pequeña industria»
Aunque varios hermanos continuaron trabajando en la cestería de Durango, hasta su fallecimiento en el 2017, su mantenedor fue Juan Unzueta Solaegi, nacido en Garai el 21 de Octubre de 1924. Tras cursar las enseñanzas básicas, cuando tenía once años empezó a aprender el oficio en el taller familiar, bajo la exigente autoridad de su padre, en jornadas interminables de ocho de la mañana a diez de la noche. Posteriormente sería su hija Beatriz la que continuaría con el oficio de la cestería de castaño, la expresión más identitaria de la cestería vasca, según un informe elaborado por una empresa que estudia el patrimonio cultural inmaterial del País Vasco, un tipo de artesanía que se conoce desde el Neolítico.
Es cierto Marieli pero tendrás que reconocer que el artesano más dinámico, imaginativo, accesible y verdaderamente enamorado de su oficio realizado, no hay que olvidarlo, con una calidad en el oficio EXTRAORDINARIA, reconocida por todo el mundo, aquí y en muchos otros lugares y Ferias de Artesanos del extranjero (Asociación de Artesanos Vascos, Instituciones, especialistas e historiadores culturales locales y españoles y franceses p. ej. , etc), fue JUAN UNZUETA SOLAEGI. Continuando con enorme energía y vocación una tradición que, de no remediarlo las Institucionales Culturales, desaparecerá indefectiblemente. Su hija Beatriz lo han intentado con gran esfuerzo, pero por el momento no ha sido posible por causas ajenas.
En todo caso esta modélica familia. Será un ejemplo de cómo las tradiciones artesanales se configuran históricamente en torno a familias a base de un duro pero admirable trabajo.
Kaiso y gracias por la triste noticia del derribo de la casa y cestería de mis aitittes y me aita ,pero era de esperar .Leyendo la noticia he caído y percibo que es una noticia incompleta, pues faltan autores en la labor de cesteros ,pues mi aita Jesús Unzueta ,segundo hijo de Melchor fue el primero junto con mi aita que siguió su estela ,Juanito vino después , y…..mi aita estuvo toda su vida yendo ala cestería andando desde el vecino pueblo de Abadiño ,invierno ,verano cayendo chuzos de punta ,con un sol de justicia,cada día de tantos años, yendo a trabajar a la cestería, que por otra parte mi aititte se lo quiso dejar a él en propiedad ,pues éramos 10 hermanos y para evitarle precisamente esos viajes ,pero mi aita rehuyo esa herencia ,para poder ayudar y no dejar sola a su suegra,pero mi abuel ,lo vio como su claro sucesor, Os contestó puesto que para contar y que sea verá, una noticia no hay que odviar a nadie y hay que poner y darle nonbre al que formó parte de ella,Es de justicia y mi padre se llamaba JESUS UNZUETA, que estuvo currando hasta la edad de 70 años más menos en dicha cestería, ahora si está completa la historia no coconta.Esperando se corrija dicha desinformación, un saludo Maria Elisa Unzueta Capanaga.
«mi aita estuvo toda su vida yendo a la cestería andando desde el vecino pueblo de Abadiño, invierno ,verano cayendo chuzos de punta ,con un sol de justicia, cada día de tantos años, yendo a trabajar a la cestería»
Gracias Maria Elisa. Cualquiera que hoy se hiciera cargo del negocio estaría más preocupado por donde aparcar su coche» que por fabricar los cestos. Los tiempos cambian y desgraciadamente las personas cada vez somos más idiotas.