Eva María Hazas, enferma de SQM, SFC, explica sus situación actual en Durango
DURANGO.-Eva María Hazas cumplirá 44 años en unos días. Su vida se acabó en 2012, cuando su estado de salud le impidió hacer vida normal, estuvo a punto de no contarlo y volvió a renacer en octubre de 2014 cuando logró dar con una doctora que le diagnosticó intolerancias alimentarias múltiples, y cambio del todo en septiembre de 2015 cuando fue diagnosticada en el BarnaClinic de Barcelona, por el doctor J. Fernández Solá, uno de los mayores expertos del SSC, es decir, Síndrome de Sensibilidad Central en España y uno de los autores del documento de consenso de la SQM del Ministerio de salud.
Eva María tiene Síndrome de Sensibilidad Central o SSC al padecer un conjunto de enfermedades (de origen neurológico) relacionadas entre sí como sensibilidad química múltiple (es decir, sensibilidad a sustancias químicas la mayoría sintéticas como los olores a colonias, suavizantes, pinturas, humos…), sensibilidad electromagnética (síntomas causados por campos eléctricos y magnéticos de aparatos como los wifis, móviles, microondas…), fatiga crónica o encefalomielitis maligna, fibromialfia, y esto acompañado de otras enfermedades asociadas como intolerancias alimentarias múltiples y a medicamentos, hipotiroidismo subclínico, síndrome seco de mucosas, hiperlaxitud ligamentosa, etc.
DOT pudo entrevistar por primera vez hace cuatro años en su casa a Eva María. Desde entonces, tras hacer la asepsia, un procedimiento con bicarbonato para evitar y eliminar todo tipo o olores químicos que pudieran afectarle, el pasado, el pasado 29 de enero Alain Salterain volvió a visitarle.
Han pasado cuatro años y a la primera pregunta sobre su estado de salud, Eva Maria es clara. “No mejoro, empeoró”. Y es que su nivel de vida ha ido a menos, Hace unos años, acompañada de sus bastones podía salir de casa y dar un pequeño paseo por su barrio de Errotaritxuena. Pero esto ha cambiado y Eva ya no es capaz de salir de casa, incluso pasa largas temporadas en Toledo. “Allí paso ocho meses e incluso soy capaz de coger algún kilo, todo lo contrario a lo que me paso en Durango que no hago más que perder peso”, confiesa esta durangarra que actualmente está en 42 kilos. “Hubo un momento que nos preocupamos porque no hacía más que perder peso”, añade su marido Roberto Martínez.
Pero su situación, a pesar de que en estos años se haya dado a conocer, Eva Maria sigue pidiendo ayuda porque los campos electromagnéticos y químicos le están dejando encerrada en casa.