Desde la granja escuela de Dima, Lapurreketa, dirigida por el durangarra Gaizka Gorosarri, lanzan un grito de auxilio ya que llevan un año sin actividad y sin ningún ingreso, ni ayuda

DIMA.- Muchos sectores se están viendo afectados por la pandemia, posiblemente la hostelería es el que más veces se menciona en los medios de comunicación, pero hay otros negocios como las agencias de viajes que también están viendo mermados sus ingresos de una forma importante. Sin embargo hay sectores que llevan un año cerrado y no tienen tanto eco mediático. Esa es la cruda y muy complicada situación que atraviesan las granjas escuelas de Euskadi, llevan un año con cero ingresos.
En Bizkaia hay tres y una de ellas está ubicada en Dima, conocida como Lapurreketa. Su gerente es el durangarra, Gaizka Gorosarri, y confiesa que «si no se nos escucha y si no nos ayudan , estamos abocados al cierre y al impago inmediato a nuestros trabajadores».
En la granja escuela de Gorosarri trabajan una decena personas en verano y se dedican a realizar actividades educativas complementarias y de apoyo a los centros educativos, fundamentalmente de Educación infantil y de Educación Primaria en las que los objetivos son estudiar de forma experimental áreas del currículo como: Naturaleza, sostenibilidad, medioambiente. «Aunque también atendemos al tejido asociativo del estado en sus salidas, actividades y necesidades y por último a todas las familias que quieren que los hijos e hijas puedan experimentar de forma explicita el contacto con la naturaleza y con los animales, el bosque, los ríos… Apoyamos de una forma activa y directo el conocimiento del sector primario», explica Gorosarri.
Miles de niños y niñas, en torno a 35.000, pasan por las granjas escuelas de Euskadi casi todos los años, menos desde marzo de 2020, cuando tuvieron que cerrar sus puertas. Por eso lanzan un SOS y piden ser escuchados «por ser en muchos casos iniciativas privadas de empresas consolidadas desde hace 30 años, que han demostrado profesionalidad, solvencia y calidad en su trabajo desde su primera andadura, contribuyendo a la generación de riqueza y de puestos de trabajo», añade el durangarra Gorosarri.