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dotb.eus | VÍDEOS «Queda mucho trabajo por hacer para normalizar al colectivo gay»

Unai, Markel, Iraide y María hablan sobre el movimiento LGTB en la comarca
En la foto Markel, María, Iraide y Unai

DURANGALDEA.- Unai Goikolea, Markel Ganboa y María Mentxaka son abiertamente homosexuales, Iraide Legina, zornotzarra, es transexual, y a todos ellos les une la misma reivindicación, la lucha por la igualdad de derechos entre heterosexuales y homosexuales. Todos ellos luchan todos los días para que el movimiento LGTB –Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales- tengan una visibilidad en la sociedad y se logre una normalidad. “Se ha conseguido mucho, aunque todavía queda por recorrer”, analiza Unai.

La visibilidad es un condicionante importante, siempre lo ha sido, sobre todo para ayudar a generaciones futuras, “para esos niños y niñas que no se atreven a dar el paso en su familia o con sus amigos. Si a estas personas les podemos ayudar, yo estoy encantada”, explica Iraide. Una joven zornotzarra que a raíz de su transexualidad ha ofrecido charlas en colegio, como Zabalarra en Durango, explicando cual ha sido su proceso de cambio de sexo y respondiendo a todas las preguntas que le hacían. “Los niños son muy naturales y hacen preguntas normales, yo les enseñé fotos mías de cuando era chico y de ahora, ellos lo ven con toda naturalidad”, explica Iraide. “No me hacen preguntas como los adultos que me dicen si tengo la regla..”, añade.

Estas actuaciones significan para el mundo LGTB visibilizar y normalizar una situación que en algunos momentos parece sufrir retrocesos. “Ojala no fuera necesario celebrar el Día del orgullo Gay, pero hasta que no se consigan la igualdad habrá que seguir celebrando este día, con aires de fiesta pero con una base reivindicativa”, añade Unai. “Se van dando pasos, yo cuando me casé mi tia me dijo que gracias a la boda pensaba de otra forma a como inicialmente veía la homosexualidad, y eso es una forma de normalizar”, explica María.

Los cuatro corresponden a una misma generación, tiene entre 30 y 40 años. Les ha tocado vivir una situación más amable y han podido mostrar su sexualidad de una forma más abierta. Sin embargo hay generaciones ocultas, cercanas a los 70 u 80 años, que estos jóvenes definen como “los grandes olvidados”. Aquellos hombres y mujeres que lucharon durante la época franquista y comienzo de la democracia y que algunos de esos fueron encarcelados y los que se les aplicó la Ley de vagos y maleantes. “Esas personas que lucharon para que nosotros pudiéramos decir alto y claro que somos gays, lesbianas, transexuales y bisexuales”, explican. Estos “olvidados” argumentan que hoy en día la celebración del orgullo parece estar orientado a la gente joven y guapa, mientras que excluye a quienes hace cuarenta años lucharon por normalizar la situación. Una generación que reclama nuevas necesidades como residencias para homosexuales. “¿Por qué no? ¿Estamos hablando de personas mayores que necesitan unos cuidados y que han luchado toda la vida para normalizar la situación y cuando son mayores se tienen que integran otra vez en una comunidad heterosexual?”, se preguntan

En el mundo homosexual, las lesbianas sufren, si cabe, una discriminación más acentuada, por ser mujer y por ser homosexual. “Yo creo que estamos como todas las mujeres, discriminadas sobre todo en el entorno laboral”, explica María. Iraide conoce de cerca esta situación. Ella ha estado en ambas partes y ahora como mujer se da cuenta del machismo. “Sobre todo son las actitudes y las miradas. Un día nos siguieron en coche hasta la playa a una amiga a mí”, añade.

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