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Navegar contra viento y marea

Gontzal Martínez, contertulio de EUP! y aficionado del Athletic Club

Gontzal Martínez, contertulio de EUP! y aficionado del Athletic

IRITZIA | Estos días se cumplen 40 años del Athletic campeón y 20 de la primera liga del Athletic Femenino. Equipos que representarán por siempre el coraje, la garra y la ambición de no conformarse con lo que tenemos, sino de llegar siempre más lejos. Desde entonces, el futbol ha evolucionado mucho, y pareciera haberlo hecho a expensas de poner cada vez más piedras en el camino a un modelo tan exitoso como el nuestro. Las SAD, la ley Bosman, las televisiones, las “normas” de Fair Play, las palancas, los horarios, los fondos de inversión…

Son sólo algunas de las marejadas a las que nos hemos enfrentado y nos seguimos enfrentando. Sin embargo, el Athletic ha permanecido fiel a su forma de entender este deporte, siempre fiel a sí mismo, contra viento y marea. Es verdad que son ya 40 años sin poder celebrar un título grande, y que cada vez son mayores los retos a los que se enfrenta el club. Eso ha hecho que algunos se hagan preguntas que cuando yo era pequeño nadie se planteaba, por ejemplo, si sería adecuado actualizar la filosofía y abrirla a la diáspora. Mi opinión sin embargo es otra, tenemos una filosofía única que es nuestra mayor fortaleza, así que ¿por qué no en lugar de cuestionar sus límites no nos agarramos a ella y la mejoramos desde la ambición y la audacia para crecer y volver a ganar?

Nuevos desafíos requieren nuevas medidas, y para ello invito a quien corresponda a hacer algo novedoso, pero no tanto: Sacar Lezama, (nuestro sustrato principal), de los procesos electorales. Mi agradecimiento de antemano a todos aquellos que se presentan a unas elecciones invirtiendo su tiempo y dinero, pero ¿por qué no en lugar de cuestionar el trabajo que hicieron los anteriores o los siguientes, no hacemos algo distinto, algo que no se cuestione cada cuatro años? Me refiero a evolucionar el proyecto de Lezama, hacia un modelo que sea legitimado por los socios y que se mantenga en el tiempo, donde primen más los perfiles necesarios que los nombres.

Un proyecto donde se identifiquen cuáles son las necesidades, las debilidades y las fortalezas del proceso formativo, para después trabajar en torno a ellas. Un proyecto a quince años, a diez, a veinte… los que sean, (los expertos sabrán).Pero un modelo vivo que cada vez sea más fuerte, que sepa autoevaluarse y adaptarse. Uno en el que desde la cúspide hasta la base todo tenga el mismo sentido, tanto para la sección femenina como la masculina. En definitiva un proyecto que haga honor a la primera estrofa del himno, Herritik sortu zinalako, y nos una cada vez más en torno a una idea, y contra la marea siempre. ¿Imposible crearlo? Lo mismo dicen los que no conocen nuestra historia.

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