Los hechos ocurrieron en 2002 cuando el durangarra contrató dos tarjetas “revolving”

DURANGO.- Año 2002, este vecino de Durango, M. B. E., pasaba por un situación difícil al no poder hacer frente a sus gastos. En ese momento el durangarra acudió a su banco habitual y tras realizar la consulta le ofrecieron dos tarjetas “revolving”, con valor de 2.000 y 3.500 euros cada una de ellas.
El procedimiento consiste en que las tarjetas disponen de un crédito límite hasta donde se puede gastar, el titular va reponiendo mensualmente una cantidad y se vuelve a disponer del dinero para poder gastar.
Sin embargo, según relata la sentencia, el durangués reponía dinero, pero la deuda no bajaba. Ante la alerta acudió a la oficina del consumidor y alli constató que el banco le estaba aplicando unos intereses del 29,83%.
El afectado gastó de una de las tarjetas 13.600 euros y pagó 17.900 y le reclamaban 900 euros más. De la otra tarjeta había utilizado 7.800 euros y había pagado 15.000 euros, el banco le reclamaba otros 3.200.
Con esta información se presentó una reclamación al banco, primero de forma extrajudicial y al no obtener respuesta de la entidad se le demandó. La sentencia recoge que “los intereses eran abusivos, por estar muy por encima de lo establecido en el mercado en aquellos años, en torno al 8,20%”
Finalmente el Juzgado de Durango ha dado la razón al vecino de Durango y le han obligado al banco a abonarle una cantidad sin determinar, además de anular los contratos.
Añaden que este tipo de casos son frecuentes en créditos que se anuncian en televisión, no tanto en bancos.